viernes, julio 20, 2007

TESTIMONIO: EL PACTO.. parte v

Corría el año 1970, Andrés tenía nueve barcos, Marcos se quedo con tres y Julio solo tenia uno.


La envidia todavía reinaba en estos dos hermanos y en una reunión se pelearon Marcos y Andrés, por lo que Julio se disgusto con Andrés de tal manera que hasta el día de hoy no se hablan. Desde entonces, cada cual anda por su lado, a Andrés se le había visto muchas veces en un caballo negro azabache por la playa en compañía de Lucifer, ambos vestidos de blanco, todo esto sucedía pasadas las doce de la noche.


A Marcos lo han visto en otro sector del pueblo, así mismo, en un caballo blanco con manchas negras, pero lo curioso de esto es que el caballo no estaba en el suelo, sino a una altura de unos treinta y nueve centímetros y entre el suelo y las patas del caballo una especie de nube blanca. En otra ocasión lo vieron pasar en la noche con su esposa a unos trescientos metros de su casa y no transcurrieron ni cinco minutos cuando las mismas personas que los vieron pasar por su casa, los vieron salir de otra casa.


Otro día, Marcos estaba en el muelle, cuando se encontró con el guardián de sus barcos diciéndole:


- vamos a ver lo que pasa en este barco


Mientras el guardia estaba moviendo la canoa, Marcos ya lo llamaba desde el barco, el pobre hombre hasta ese día trabajo con el. Otro día, una empleada de Marcos que vivía en la casa de el, a eso de las doce de la noche escucho que tocaban la puerta con mucha insistencia y al no encontrarse Marcos en ella, fue a abrir la puerta, pero no avía nadie, y al bajar la vista al suelo, vio unos fajos de billetes que estaban acomodados en el umbral de la puerta, y al encontrarse esto, un frió recorrió todo el cuerpo y los pelos se le pusieron de punta, se agacho a coger los fajos y por la mañana desapareció del lugar sin regresar mas a trabajar en la casa de Marcos.


Mientras tanto, Andrés, también seguía con el pacto, el y Lucifer igual se encontraban en la playa. En su casa, hizo un piso bien alto, había ocasiones que se encerraba hasta cuatro días, sin salir para nada de aquel lugar, se iba en las madrugadas, solo, a sus fincas a caminar entre ellas, en ocasiones lo vieron con otro señor vestido completamente de blanco.


En una ocasión, una empleada de Andrés entro al piso alto para limpiar y al mover un velador encontró una especie de pozo el cual estaba lleno de fajos de billetes, al ver esto le entro en el cuerpo una especie de electricidad y no pudo seguir trabajando en aquel lugar, salio corriendo sin saber que hacer, sintiendo que la habían halado hacia afuera parea que no vea lo que allí había.


Mientras tanto, Julio terminaba la construcción de su segundo barco y se estaba haciendo también un hombre prospero.

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